miércoles, 10 de junio de 2020

Nadie me verá llorar. Cristina Rivera Garza

Cristina Rivera Garza, con su novela "Nadie me verá llorar", ha sido galardonada con varios premios gracias a su obra, tales como el Premio Bellas Artes de Novela José Rubén Romero, el Premio IMPAC Dublín y Premio Sor Juana Inés de la Cruz. 
En su novela retoma elementos relacionados con las historias de diversos pacientes mentales en el manicomio "La Castañeda".

La historia nos habla de Joaquín Buitrago que durante el año de 1920 tiene el infortunio de trabajar como fotógrafo de los internos del manicomio "La Castañeda", sin embargo entre toda la gente y el personal internado, reconoce una cara familiar, Matilda Burgos. A partir del reencuentro, el personaje se obsesiona con la identidad de la mujer, ya que cree haberla visto en algún momento de su vida con anterioridad en el burdel "La Modernidad", por lo que, en el transcurso de la historia, Joaquín se encarga de investigar la historia detrás de Matilda, descubriendo en el camino las circunstancias que terminaron por llevar a la mujer hasta el punto en el que se encuentra y que al mismo tiempo, genera la reflexión del protagonista acerca de su vida y su dependecia de los narcóticos, mostrando así el duelo moral y psíquico por el cual atraviesan.

Una novela que tiene que ser leída con atención en todos sus aspectos, que cuenta una historia única de cada persona en la cual los recuerdos y la locura son temas constantes con los que el lector debe convivir para comprender fielmente los sentimienos que abundan en las mentes de cada uno de los personajes condenados al recuerdo.

jueves, 4 de junio de 2020

Los pseudopacientes de Rosenhan

Los trastornos mentales son uno de los temas que ha causado una gran polémica a lo largo de las décadas, donde, a pesar de distintos estudios, se ha puesto en tela de duda la veracidad y la fiabilidad que tienen los diagnósticos psiquiátricos para llegar a un determinado resultado de acuerdo a los síntomas de un individuo.

Existen distintos factores por los cuales, una determinada persona puede dudar abiertamente de la metodología que se sigue para catalogar a los pacientes como enfermos mentales, sin embargo, muchas veces estas consideraciones recaen en criterios culturales que, a pesar de ser importantes, no corresponden a las métricas científicas que determinan si un argumento es cierto dentro de la disciplina, no obstante, el experimento realizado por el psicólogo, David Rosenhan , hizo dudar a la psiquiatría de la veracidad y la ética con las cuales se diagnosticaba y atendía a un sujeto con problemas mentales, con resultados que atentan directamente a las metodologías planteadas hasta la fecha.

Así es como, Rosenhan en 1973, a partir de la influencia de la disciplina de la antipsiquiatría, comenzaría a desarrollar muchas dudas sobre la validez de las evaluaciones de trastornos mentales y posteriormente, llevaría a cabo un experimento para obtener información que aclararía las dudas latentes sobre el tema.

El experimento de los falsos pacientes

El experimento constaba de un diseño poco complejo, Rosenhan reclutó ocho voluntarios, con la finalidad de que estos se presentaran en distintas clínicas psiquiátricas bajo los mismos síntomas, los cuales eran, la presencia de voces que correspondían con el sexo del paciente, con temas muy precisos en los cuales se remarcaban conceptos como “vacío”, “apagado” y “hueco”. “Los voluntarios para el experimento fueron el propio Rosenhan, un estudiante de psicología, tres psicólogos profesionales, un psiquiatra, un pediatra, un pintor y un ama de casa.” (Sánchez, 2019).

Al realizar el procedimiento correspondiente, se internaron a todos los participantes en los centros correspondientes, sugiriendo que presentaban una sintomatología de “esquizofrenia”, sin embargo, esta era considerada “en remisión”, lo que significaba que no presentaban síntomas durante un periodo.

Durante la estancia de los pseudopacientes en cada uno de los centros psiquiátricos, mencionaron que el trato que recibían por parte del personal no era el adecuado para las personas con condiciones mentales no favorables, Rosenhan, de igual manera mencionó que el contacto con los voluntarios se limitaba solamente a 6 minutos en promedio, momentos en los cuales, se atendía a la persona en las cuestiones más necesarias (y obligatorias en términos generales, como la alimentación).

La metodología del experimento marcaba que los pacientes falsos debían mostrar progreso al estar internados, para que eventualmente fueran capaces de ser dados de alta como “sanos”, sin embargo, a pesar de la línea de trabajo planteada, se estableció por parte de los centros que debían quedarse más tiempo, convirtiendo así aproximadamente 19 días internados, en 52, tiempo durante el cual, ningún médico o personal notó las inconsistencias en los pacientes.

Los resultados del experimento arrojaron que el trato brindado a los pacientes era tan pobre como la certeza en los diagnósticos, Rosenhan mencionó que el sistema trabaja mediante etiquetas aplicadas a cada sujeto bajo perjuicios que impiden al paciente salir de su condición “crónica”.

Una vez entregadas las conclusiones del experimento, la polémica se desató en las áreas correspondientes al estudio de estos problemas, muchas opiniones de distintos sectores mostraban una fuerte duda acerca de la veracidad de los procedimientos empleados para determinar a las personas con condiciones específicas y llamarlos con gran seguridad como enfermos mentales.

Los argumentos generaron diversas críticas, a partir de las cuales, un hospital universitario aseguró que no habría error al determinar personas sanas y enfermas dentro de sus parámetros, por lo que Rosenhan envió a nuevos pseudopacientes (193 en total) para que fueran analizados y se determinara quiénes contaban con algún trastorno y quiénes no. Después de un tiempo, el proceso llegó a resultados determinantes, donde se sugirió a 41 posibles impostores, sin embargo, Rosenhan no había enviado a ninguna persona con mala salud mental, todas se encontraban completamente sanas, lo cual aumentó las opiniones de todo tipo, generando polémica sobre la subjetividad de las evaluaciones y el trato digno de los pacientes.

A pesar de ser un experimento realizado hace 47 años, los resultados siguen siendo determinantes en la concepción de los diagnósticos psiquiátricos y continúan generando dudas en distintos sectores acerca de los argumentos más sólidos de esta disciplina, además de las fuertes críticas también se abrieron nuevas oportunidades para estudiar de una manera más precisa los procedimientos, la confianza y la fiabilidad que existe en ellos, así como dio pie a nuevos planteamientos acerca de los trastornos mentales, convirtiéndolo así, en la pauta de trabajo de distintas personas encargas de evaluar los síntomas de las personas y asegurarse de que se lleven a cabo las medidas adecuadas para atender de la manera pertinente a cada uno de los pacientes.



 Referencias

Aparicio, D.. (2012). David Rosenhan, el psicólogo que cambió los manuales psiquiátricos. junio 1, 2020, de PSYCIENCIA Sitio web: https://www.psyciencia.com/david-rosenhan-el-psicologo-que-cambio-los-manuales-psiquiatricos/


Sánchez, E.. (2019). El impactante experimento de Rosenhan y las dudas sobre la psiquiatría. junio 1, 2020, de La mente es maravillosa Sitio web: https://lamenteesmaravillosa.com/el-impactante-experimento-de-rosenhan-y-las-dudas-sobre-la-psiquiatria/

lunes, 1 de junio de 2020

FLASHBULB MEMORIES

Dentro de los amplios estudios de la psicología, existe un área que se encarga de estudiar los modelos de memoria y la forma en la cual los inviduos reaccionan a distintos tipos de estímulos que recaen de directamente en la manera en que perciben sus memorias y cómo expresan sus recuerdos a partir de condiciones específicas.

El concepto de Flashbulb Memory fue propuesto por Roger Brown y James Kulik en 1977, su nombre hace referncia a la brevedad (flash) que tiene una memoria específica. El objetivo de este término pretendía relacionar a los recuerdos que presentaban características vivídas detalladas, consistentes, con una carga emocional muy fuerte en el sujeto y por lo tanto, con una percepción subjetiva de su verdad. 

PRIMER EXPERIMENTO

Una vez acuñado el término, se realizó el primer experimento, el cual se realizó a partir de la muerte de John F. Kennedy. Al preguntarle a los espectadores qué era lo que habían percibido, la mayor parte de los participantes contestó datos tales como: Su ubicación en el momento del evento, cuándo se enteraron, que hacían, quién los acompañaba y su reacción afectiva.

Los resultados arrojaron detalles específicos que contenían una carga personal muy fuerte, además de una consecuencialidad.
Existen 3 conceptos generados a partir de los estudios y los patrones de memoria observador en los espectadores, que son importantes y requieren ser tomados en cuenta para evaluar la percepción y la memoria de quienes brindan su testimonio. 

  1. Reacción sorpresa
  2. Evaluación de importancia
  3. Esquemas culturales
A pesar de las investigaciones, las Flashbulb Memories no se encuentran como uno de los esquemas de memoria más confiables, debido a la carga fuertemente subjetiva que se obtiene de los sujetos de investigación, sin embargo, es un planteamiento psicológico que pretende ofrecer al investigador una idea generar de la función de los esquemas culturales que influyen la sujeto al momento de percibir y transmitir un determinado recuerdo según las caracterísiticas previamente mencionadas.